España. Año 2016. Un 25 por ciento de los españoles todavía cree que el Sol gira alrededor de la Tierra. Analfabetismo puro y duro, probablemente causado por un fracaso en los diferentes sistemas educativos que hemos tenido. Pero, si la gente es capaz de negar hechos científicamente demostrados, ¿debemos permitir también que esa gente decida y comprometa nuestro futuro?

España. Seguimos en el año 2016. Una mujer es entrevistada en la televisión, afirmando que gana 400€ al mes y su hijo se acaba de marchar a trabajar a Reino Unido a buscar trabajo. Afirma además que votará por Rajoy. ¿A esta persona la clasificamos en el grupo de analfabetos o de ignorantes racionales?

Mucho se habla siempre de la problemática de la ley d’Hont, donde se da más valor al voto ciudadano que reside en circunscripciones con escasa población, frente a una devaluación del voto de los que viven en las grandes zonas pobladas. Pero, ¿por qué no se da más valor también al voto de alguien con más estudios y/o formación? Si existe una discriminación positiva por causas poblacionales, por qué no va a haber una discriminación positiva por causas educativas. ¿Y cuál sería la razón para que esto no se produzca?

Al punto a donde queremos llegar es si debe valer lo mismo un voto de una persona que no sabe dónde tiene su mano izquierda, que el de la persona que se lo ha trabajado y se ha formado para ser alguien en la vida. Resulta trágico cuando un ignorante tienen la responsabilidad de tomar decisiones que puedan afectar a la vida de otras personas. Y es que ese voto ignorante, no está basado en el conocimiento que puedan tener de los programas de los partidos políticos y de sus propuestas. Se basa puramente en la apariencia externa de los políticos y en como consigan engatusar a esos votantes con falsas promesas.

Pero que suceda esto no es de interés de los grandes partidos. Desde luego, el PP no se ha caracterizado por tener votantes con un alto nivel de estudios. En España siempre se ha intentado tratar a los ciudadanos como un rebaño de ovejas por parte de la clase política y las élites. Desde la transición, la cual fue un pacto realizado únicamente entre élites, con un escaso protagonismo popular, hasta el día de hoy, donde acceder a cargos en política sigue estando reservado a las élites y no al pueblo, se ha estado promulgando una ignorancia política por parte de las élites. Esto provoca que a una gran mayoría de la población no tenga incentivos para votar con un conocimiento de causa.

”Existe un culto a la ignorancia en los Estados Unidos, y siempre lo ha habido. La presión del anti-intelectualismo ha ido constantemente abriéndose paso a través de nuestra vida política y cultural, alimentado por la falsa noción de que la democracia significa que «mi ignorancia es igual de válida que tu conocimiento” (Isaac Asimov)

Y también conviene recordar, que en España, los tejidos de las relaciones clientelares están excesivamente expandidos, afectando más aún, a gente sin recursos, o con dependencia de terceras personas, cuyos votos están normalmente sometidos a la autoridad, sin importar ideologías, a cambio de algún tipo de beneficio mutuo. Se pierden las luchas de clases, y la capacidad de interpretar el conocimiento adquirido, gracias a la manipulación existente en la sociedad. El claro ejemplo es el asesinato de la diputada del PP de León. Una familia sometida a la dependencia de un puesto de trabajo por parte de esta diputada la cual supuestamente utilizaba ese puesto de trabajo para aprovecharse de dichas personas. Quizá con educación, esta dependencia sería evitable.

Asi que, ¿debería de valer más un voto de una persona formada? ¿Qué opináis? Nos gustaría abrir un debate.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *